lunes, 14 de diciembre de 2015

Hay en la intimidad un límite sagrado...

Hay en la intimidad un límite sagrado
Que trasponer no puede aun la pasión más loca
Siquiera si el amor el corazón desgarra
Y en medio del silencio se funden nuestras bocas.

La amistad nada puede, nada pueden los años
De vuelos elevados, de llameante dicha,
Cuando es el alma libre y no la vence
La dulce languidez del goce y la lascivia.

Pretenden alcanzarlo mentes enajenadas,
Y a quienes lo trasponen los colma la tristeza.
¿Comprendes tú ahora por qué mi corazón

No late a ritmo debajo de tu diestra?

Sevilla, un día de otoño

He pasado toda la noche sin dormir

He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
Sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
De como ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
Es ella cuando me habla,
Y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
Con su semejanza.
Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
Pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla
Casi prefiero no encontrarla,
Para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
Quiero. Quiero tan sólo
Pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.


M. F. Bono_Edimburgo

La dificultad de Inglaterra

     Me movía como un agente doble entre los conceptos.

     La palabra «enemigo» tenía la eficacia dental de un cortacésped. Era un ruido mecánico y distante más allá de esa opaca seguridad, esa ignorancia autónoma.

     «Cuando los alemanes bombardearon Belfast eran las partes orangistas más amargas las que peor fueron golpeadas».

     Me encontraba subido a los hombros de alguien, llevado a través del patio iluminado por estrellas para ver cómo el cielo ardía sobre Anahorish. Los mayores bajaban sus voces y se reacomodaban en la cocina como si estuvieran cansados después de una excursión.

     Pasado el apagón, Alemania convocaba en cocinas iluminadas por lámparas a través de bayetas desgastadas, baterías secas, baterías húmedas, cables capilares, válvulas condenadas que chirriaban y burbujeaban mientras el sintonizador absolvía a Stuttgart y Leipzig.

     «Es un artista, este Haw Haw. Puede tranquilamente dejarlo dentro».

     Me hospedaba con los «enemigos del Ulster», los pinches extramuros. Un adepto al estraperlo, cruzaba las líneas con palabras de paso cuidadosamente enunciadas, hacía funcionar cada discurso en los controles y no informaba a nadie.


De "Estaciones" 1978_ Seamus Heaney

El enigma de la vida

Con el vino de anoche cantando en mi cabeza
Al amanecer buscaba la taberna,
Aunque medio mundo en la cama dormía
Y el arpa y la flauta sonaban todavía,
Creando un placentero canto matutino;
Ya estaba llegando la copa de vino:
-Razón-, dije yo, «ya debías marcharte
Si quieres llegar a tu diario destino,
La santa ciudad de la intoxicación».
Así pues, la despedí y se marchó
Con una botella para los amigos del viaje.

Solo en la taberna, observé a la criada
Y quise conquistarla con mi labia,
Mas desdeñosa se volvió,
y se burló de mi ilusión.
Dijo, enarcando las cejas:
«¡Tú, blanco de toda mala lengua!
Mi cintura no rodearás,
Ni siquiera por todas tus baladas,
Mientras solo te veas a ti mismo
Como centro y fin en lo creado.
Apresa en tus redes a otro pájaro
No llegas al nido del Anka, amigo.»

Entonces me refugié de tal océano
En la buena arca del vino, mas ¡ay de mí!
Ella es de doncellas un compendio
Es Saki, camarada y trovador,
La que rechaza mi pobre corazón.
¡El ego es lo que debes superar, Hafiz!
Presta atención a la sabiduría
De la hija de la taberna; vanidoso,
Ficción de agua y barro construida
Cuidando tu belleza como un loro.

Hafiz, la vida es un enigma, abandona:
No hay otra respuesta que esta copa.


De "El despertar del amor"_Sansuddhim Hafiz