lunes, 14 de diciembre de 2015

Hay en la intimidad un límite sagrado...

Hay en la intimidad un límite sagrado
Que trasponer no puede aun la pasión más loca
Siquiera si el amor el corazón desgarra
Y en medio del silencio se funden nuestras bocas.

La amistad nada puede, nada pueden los años
De vuelos elevados, de llameante dicha,
Cuando es el alma libre y no la vence
La dulce languidez del goce y la lascivia.

Pretenden alcanzarlo mentes enajenadas,
Y a quienes lo trasponen los colma la tristeza.
¿Comprendes tú ahora por qué mi corazón

No late a ritmo debajo de tu diestra?

Sevilla, un día de otoño

He pasado toda la noche sin dormir

He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
Sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
De como ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
Es ella cuando me habla,
Y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
Con su semejanza.
Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
Pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla
Casi prefiero no encontrarla,
Para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
Quiero. Quiero tan sólo
Pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.


M. F. Bono_Edimburgo

La dificultad de Inglaterra

     Me movía como un agente doble entre los conceptos.

     La palabra «enemigo» tenía la eficacia dental de un cortacésped. Era un ruido mecánico y distante más allá de esa opaca seguridad, esa ignorancia autónoma.

     «Cuando los alemanes bombardearon Belfast eran las partes orangistas más amargas las que peor fueron golpeadas».

     Me encontraba subido a los hombros de alguien, llevado a través del patio iluminado por estrellas para ver cómo el cielo ardía sobre Anahorish. Los mayores bajaban sus voces y se reacomodaban en la cocina como si estuvieran cansados después de una excursión.

     Pasado el apagón, Alemania convocaba en cocinas iluminadas por lámparas a través de bayetas desgastadas, baterías secas, baterías húmedas, cables capilares, válvulas condenadas que chirriaban y burbujeaban mientras el sintonizador absolvía a Stuttgart y Leipzig.

     «Es un artista, este Haw Haw. Puede tranquilamente dejarlo dentro».

     Me hospedaba con los «enemigos del Ulster», los pinches extramuros. Un adepto al estraperlo, cruzaba las líneas con palabras de paso cuidadosamente enunciadas, hacía funcionar cada discurso en los controles y no informaba a nadie.


De "Estaciones" 1978_ Seamus Heaney

El enigma de la vida

Con el vino de anoche cantando en mi cabeza
Al amanecer buscaba la taberna,
Aunque medio mundo en la cama dormía
Y el arpa y la flauta sonaban todavía,
Creando un placentero canto matutino;
Ya estaba llegando la copa de vino:
-Razón-, dije yo, «ya debías marcharte
Si quieres llegar a tu diario destino,
La santa ciudad de la intoxicación».
Así pues, la despedí y se marchó
Con una botella para los amigos del viaje.

Solo en la taberna, observé a la criada
Y quise conquistarla con mi labia,
Mas desdeñosa se volvió,
y se burló de mi ilusión.
Dijo, enarcando las cejas:
«¡Tú, blanco de toda mala lengua!
Mi cintura no rodearás,
Ni siquiera por todas tus baladas,
Mientras solo te veas a ti mismo
Como centro y fin en lo creado.
Apresa en tus redes a otro pájaro
No llegas al nido del Anka, amigo.»

Entonces me refugié de tal océano
En la buena arca del vino, mas ¡ay de mí!
Ella es de doncellas un compendio
Es Saki, camarada y trovador,
La que rechaza mi pobre corazón.
¡El ego es lo que debes superar, Hafiz!
Presta atención a la sabiduría
De la hija de la taberna; vanidoso,
Ficción de agua y barro construida
Cuidando tu belleza como un loro.

Hafiz, la vida es un enigma, abandona:
No hay otra respuesta que esta copa.


De "El despertar del amor"_Sansuddhim Hafiz 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

POESÍA CULTERANA EN ESPAÑA

"Al tramontar del sol, la ninfa mía"

Al tramontar del sol, la ninfa mía,
de flores despojando el verde llano,
cuantas troncaba la hermosa mano,
tantas el blanco pie crecer hacía.

Ondeábale el viento que corría
el oro fino con error galano,
cual verde hoja del álamo lozano
se mueve al rojo despuntar del día;

mas luego que ciñó sus sienes bellas
dé los varios despojos de su falda
(término puesto al oro ya la nieve),

juraré que lució más su guirnalda
con ser de flores, la otra ser de estrellas,
que la que ilustra el cielo en luces nueve.


Luis de Góngora y Argote

"Ande yo caliente y ríase la gente"

Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno;
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.

Coma en dorada vajilla
el Príncipe mil cuidados
como píldoras dorados,
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.

Busque muy en buena hora
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.

Pase a media noche el mar
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.

Pues Amor es tan cruel
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente. 


Luis de Góngora y Argote



¿Pues que diré de la hermosura y brío,
gracia, donaire, discreción y aseo,
altivez, compostura y atavío 
de las damas da este alto coliseo,
nata del mundo, flor de la belleza
cumplida perfección, sin del deseo, 
su afable trato, su real grandeza,
su grave honestidad, su compostura,
templada con suave y gran llaneza? 
Lo menos de su ser es la hermosura,
pudiendo Venus mendigarla dellas
en gracia, en talle, en rostro, en apostura. 
Cuantas rosas abril, el cielo estrellas,
Chipre azucenas, el verano flores,
aquí se crían y gozan damas bellas. 
Estos son de sus bienes los mayores, 
y ellas en discreción y cortesía el esmero 
del mundo y sus primores.

La india marfil, la Arabia olores cría,
hierro Vizcaya, las Dalmacias oro,
plata el Perú, el Maluco especiería, 
seda el Japón, el mar del Sur tesoro
de ricas perlas, cacarea la China,
purpura Tiro, y dátiles el moro, 
México hermosura peregrina,
y altísimos ingenios de gran vuelo,
por fuerza de astros o virtud divina al fin, 
si es la beldad parte del cielo,
México puede ser cielo del mundo,
pues cría la mayor que goza el suelo, 
¡Oh ciudad rica, pueblo sin segundo,
mas lleno de tesoros y bellezas
que de peces y arena el mar profundo!

Bernardo de Balbuena


Alto estoy, tanto que me niega el velo
pardo el suelo a mis ojos, por airado,
en mirar que por nubes le he trocado
o porque niega, en fin, humano cielo.

Águila en vista fui, águila en vuelo,
mas como ajena alas he volado
temo me falten: miro que han parado
en ejemplos, mis émulos, del suelo.

Desprecio, altivos, dieron a su suerte,
al tiempo, a la fortuna: si han caído,
sus manos dieron puertas al mal suyo.

Conozco mi verdad, merezco acierte.
¡Desdicha, si me humillas, habrá sido
no por mi mal o culpa: por ser tuyo!

Luis Carrillo de Sotomayor

Después, amor, que mis cansados años
dieron materia a lástima y a risa,
cuando debiera ser cosa precisa
el costoso escarmiento en tus engaños;

y de los verdaderos desengaños
el padre volador también me avisa,
que aunque todo lo muda tan aprisa
su costumbre común niega a mis daños;

cuando ya las razones y el instinto
pudieran de mí mismo defenderme
y por causa fundada en escarmiento;

en otro peligroso laberinto
me pone amor, y ayudan a perderme
memoria, voluntad y entendimiento.

Juan de Tassis y Peralta "Conde de Villamediana"


"Culpa, Celia, tu error y no tu daño"

Culpa, Celia, tu error y no tu daño;
única te formó naturaleza.
Pues dime, ¿por qué quiere tu belleza
darte segunda con tan nuevo engaño?

No se rompió el espejo, no, y extraño
que eche menos tu vista su entereza;
cristal era no más; agora empieza
a ser espejo desde el desengaño.

Tu retrato en retratos dividido
en una parte muere, en otra alcanza
a merecerte en más copioso empleo.

Aquí queda mi error más advertido,
pues cuando hieres más a mi esperanza
hidra inmortal renace mi deseo.

Gabriel Bocángel

"¿Qué son los celos?"

¿Qué son los celos? El mayor tormento;
áspid que del veneno se alimenta,
con que a otros mata; infierno que atormenta
la memoria, el discurso, el pensamiento.

Quimeras admitir, abrazar viento,
hacerse de la parte de su afrenta;
curar el mal con lo que más se aumenta,
negarse en la experiencia al escarmiento.


De la menor sospecha que le llama,
el crédito fiar, que el juicio altera;
relámpago sin luz, fuego sin llama.


Si esto los celos son, con ser quimera,
¿qué será un desengaño? ¡Ay de quien ama!
¡Ay de aquella otra vez que aquí le espera!


Gabriel Bocángel




"Al Pensamiento"

¿Dónde vuelas, soberbio pensamiento?
Ícaro mozo, mi consejo espera:
mira que al polvo humilde y blanda cera
ni el sol perdona, ni respeta el viento.

Fénix es sol, y su divino aliento
la procelosa de Aquilón esfera;
de cera y polvo tú porción ligera;
teme, vuelve a la tierra, que es tu asiento.

Pero sube, camina, no repares,
rompa tu fuerza los contrarios vientos
hasta ver de tu sol su luz a solas;

que, si muerto cual Ícaro bajares,
nombre darás al mar de mis tormentos
y eterno vivirás entre sus olas.

Pedro de Soto Rojas

"Jazmines, esperanza en blanco"

Blancos jazmines, que en el blanco pecho
de mi cándida Fénix reposaste,
a quien color, a quien olor hurtaste
con ancha mano, si por tiempo estrecho.

puesto que ya por natural derecho
parece que gozáis lo que usurpaste,
¿cómo -decid- a tanto bien llegaste
que estoy de envidia, cual de amor, deshecho?

Volved las hojas ya lenguas risueñas,
así no le paguéis a la mudanza
el censo a que os obliga haber nacido;

pero no las volváis, que, pues por señas
muestran agora en blanco mi esperanza,
dirán mi muerte y, tras mi muerte, olvido.

Pedro de Soto Rojas



martes, 3 de diciembre de 2013

POESÍA DEL SIGLO DE ORO ESPAÑOL

Al túmulo del rey que se hizo en Sevilla...

«¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla!;
porque, ¿a quién no suspende y maravilla
esta máquina insigne, esta braveza?

¡Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más que un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla,
Roma triunfante en ánimo y riqueza!

¡Apostaré que la ánima del muerto,
por gozar este sitio, hoy ha dejado
el cielo, de que goza eternamente!»
Esto oyó un valentón y dijo: «¡Es cierto

lo que dice voacé, seor soldado,
y quien dijere lo contrario miente!»
Y luego encontinente
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.


Miguel de Cervantes Saavedra




Canciones del alma en la íntima comunicación
de unión de amor de Dios


¡O llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

¡O cauterio süave!
¡O regalada llaga!
¡O mano blanda! ¡O toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.

¡O lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
color y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!


San Juan de la Cruz



A una rosa

Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida?
Y, ¿para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para la vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.
Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándose a un blanco y liso cuello,

ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,

ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh, claro sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,

mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los suyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte.

Luis de Góngora y Argote






lunes, 2 de diciembre de 2013

POESÍA CONCEPTISTA DE ESPAÑA

FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS

"A una adúltera"

Sólo en ti, Lesbia, vemos que ha perdido
el adulterio la vergüenza al cielo,
pues que tan claramente y tan sin velo
has los hidalgos huesos ofendido.

Por Dios, por ti, por mí, por tu marido,
que no sepa tu infamia todo el suelo:
cierra la puerta, vive con recelo,
que el pecado nació para escondido.

No digo yo que dejes tus amigos,
mas digo que no es bien que sean notados
de los pocos que son tus enemigos.

Mira que tus vecinos afrentados,
dicen que te deleitan los testigos
de tus pecados más que tus pecados.


"Amante agradecido a las lisonjas mentirosas de un sueño"

¡Ay, Floralba! Soñé que te... ¿Dirélo?
Sí, pues que sueño fue: que te gozaba.
¿Y quién, sino un amante que soñaba,
juntara tanto infierno a tanto cielo?

Mis llamas con tu nieve y con tu yelo,
cual suele opuestas flechas de su aljaba,
mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,
como mi adoración en su desvelo.

Y dije: «Quiera Amor, quiera mi suerte,
que nunca duerma yo, si estoy despierto,
y que si duermo, que jamás despierte.»

Mas desperté del dulce desconcierto;
y vi que estuve vivo con la muerte,
y vi que con la vida estaba muerto.



POESÍA ERÓTICA GRIEGA

SAFO DE LESBOS (600 a.C)

De "Los cantos de Safo: Libro I"


Cuando te miro frente a mí sentada
no a Hermione, sino a la rubia Helena
no sería impropio compararte
si a los mortales les fuera permitido...

Te requiero a ti, para que cantes,
Góngyla. Toma en tu mano, Abantis, la pektís
mientras mueve sus alas sobre ti el Deseo,
mi hermosa. La túnica de ésta
te hizo estremecer cuando la viste.
Yo me complazco, pues la propia Afrodita,
la pura, me censuraba un día...


Hace ya mucho tiempo, Atis, que estuve enamorada de ti.
Tenías el aspecto de una muchacha pequeña y desgarbada.

No sé qué camino tomar. Tengo dos pensamientos.

Por fin viniste. Yo te anhelaba
y tú has refrescado mi corazón que ardía de deseo.

Pues el que es hermoso, es sólo hermoso ante los ojos.
El bueno, en cambio, en ese instante será así mismo bello.

Eros ha sacudido mis entrañas
como viento que se abate sobre los robles de la sierra.

Yacerás muerta y nunca habrá un recuerdo de ti, ni añoranza
en el futuro, pues en las rosas no tienes parte alguna
de Pieria. Como sombra vagarás en la mansión de Hades
entre lívidos muertos revolando.

¿Qué pueblerina hechiza tu pensamiento?
¿Quién, vestida con esa túnica del campo,
que no sabe llevar la franja sobre sus tobillos?

Tiene mejor figura Mnasidice que la tierna Girino.

La luna se mostraba en plenitud
cuando ellas, en pie, rodeaban el ara.


De nuevo Eros, que los miembros afloja, me sacude,
una fiera agridulce, incombatible.
Atis, te resultaba odioso pensar en mí
y te marchas volando junto a Andrómeda.

No hay que dar el corazón a los plebeyos,
pues nada lograremos, Biquis, en nuestra oscuridad.
Entre los remedios es el mejor
escanciar vino y embriagarnos.





DIVÁN ORIENTAL

SANFARÀ


FRAGMENTO DE LA CASIDA EN L­ÂM DE LOS ÁRABES

Levantaos, ¡hijos de mi madre! y alejad de mí el pecho de vuestras cabalgaduras.
Ciertamente hacia otra gente, diferente, es ante quien de veras me inclino.
He de apartarme: los anhelos son ardientes y la noche, iluminada está por la luna,
y aparejados están para el viaje el alazán y los arneses.
Siempre habrá en la tierra para el hombre digno un refugio, lejos de la maldad,
y en el planeta existirá para quien el odio teme un retiro apartado.
Te juro que este Mundo no es nada estrecho para quien
emigra por aspiración o por miedo, si lo planea con la razón.
No sois vosotros mis allegados, sino el lobo rojizo,
el tigre de estirada piel y la hiena de bella crin erizada.
Ellos sí son mis verdaderos parientes: no difunden el secreto confiado
ni el delincuente es marginado por el delito que cometió.
Todo hombre libre es valiente por naturaleza, y yo también,
cada vez que me enfrento a un desafío, soy aún más valiente.
Mas no soy el más rápido en extender las manos hacia la mesa de comer,
puesto que el más tumbaollas es el más veloz en la voracidad.
No es eso más que un gesto de favor que yo hago con ellos.
Puesto que siempre el primero que hace el favor es el mejor.
La pérdida de quien no corresponde a mi favor con ningún bien:
ni en su proximidad hay alivio y siempre me la compensan.
Tres leales y constantes compañeros: un buen corazón valeroso,
una creyente y afilada espada y un arco amarillo muy potente.


SanfaràTâbit ben Aws al-Azdî, conocido por el sobrenombre de al-Sanfarà, es decir, "el de labios grandes", se crió entre los Banû Salâmân de la tribu Fahm, a la que pertenecía su madre.  De niño fue arrebatado a su familia paterna que era de otra tribu. Cuando ya mayor se enteró de su secuestro, juró vengarse matando a cien hombres de la tribu Fahm. Después de matar a 99 hombres de los Ban Salâmân, fue capturado y muerto. Al cabo de un tiempo pasaron algunos hombres de la tribu, uno de los cuales, reconociendo el cadáver, con indignación golpeó el esqueleto clavándosele una esquirla en el pie y murió. Así se cumplió la promesa. Sanfârâ era gran corredor; por eso se dice en árabe: "A' dà min al-Sanfârâ", es decir, "más rápido corriendo que al-Sanfârâ." Cuando al-Sanfârâ fue asesinado, a mediados del siglo VI, su tío, amigo y compañero en al-sa'laka (la vagancia), el gran poeta Ta'bbaa Sarran, lloró su pérdida en una elegía muy sentida.

Fuente: "Historia de la Literatura Árabe Clásica" de Mahmud Sobh, Catedrático emérito de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense de Madrid.




"PALMERA"

En medio de Arruzafa se me apareció una palmera de Oriente
que se alojó en la tierra de Occidente, del país del palmeral.
Y le dije: eres semejante a mí en emigración y en lejanía,
y en la larga distancia de mis hijos y de mi entorno familiar.
Tú has crecido en una tierra que te es ajena como extraña.
Tu caso al mío es igual: ambos, en exilio y en penar fatal.
¡Que seas regada por las cargadas nubes con sus lluvias
que descargan y siguen pidiendo a los cielos más temporal!

¡Ay, palmera de mi alma! Tú eres extraña, como yo, extraño
en Occidente, lejos de tu raíz de antaño, raíz oriental!

'Abd al-Rahmân I
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Abd al-Rahmân ben Mu'âwiya ben Hisâm, el décimo de los califas omeyas (105/125), de la tribu Qurays (la misma tribu de Mahoma), de kunya Abû l-Mutarrif. Nació en al-Raqqa, ciudad donde su abuelo, Hisâm, fijó la residencia veraniega del califato de Damasco y donde construyó su palacio residencial al-Ruâfa [Arruzafa]. Tras la derrota del último califa omeya (Marwân II - 127/132) en la batalla de al-Zâb al-Akbar  por los abasíes en 132, 'Abd al-Rahmân logró esconderse de las matanzas de los abasíes, aliados de los sî íes; más tarde llegó a Damasco; luego se refugió en Tiberíades y en Ramla (sur de Palestina), al-Fustât (El Cairo), Burqa (Libia) y al-Mahdiyya (Túnez). En 236 llegó a Tanya (Tánger), donde halló refugio junto a sus tíos maternos de la tribu beréber Nafza.
Envió a su esclavo Badr a al-Ándalus para conectar con los partidarios de los omeyas. AL año, Bard regresó para informar que el ambiente era propicio. En el año 138, 'Abd al-Rahmân desembarcó en al-Munakkab (Almuñécar). Luego fue a Turrus (Torrox), en la provincia e Ilbîra (Granada). De ahí pasó a Córdoba, apoyado por los andalusíes.
Tras derrotar al ejército de Yûsuf al-Fihrî, el 10 de Dû l-Hiyya del año 138, entró triunfante en Córdoba para establecer el Emirato Omeya de al-Ádalus; rechazó ser investido de Califa, puesto que en el Islam no era posible la existencia de más de un califato, que a la sazón era el de los abasíes en al-Masriq, el Oriente musulmán. El segundo califa abasí, Abû Ya'far al-Mansûr (136/158) que construyó Bagdad (Ciudad Redonda) como capital del Califato (145), fue quien llamó a Àbd al-Ramân, Saqr -Sacre Qurays-. También fue llamado al-Dâjill (el inmigrado) o Àbd al-Rahmân al-Awwall I, por ser el primero de los omeyas andalusíes llamdos con este nombre. Con el establecimiento del Emirato Omeya independiente en al-Ándalus y con la construcción de la Gran Mezquita de Córdoba (170) se produjo un importante y extenso impulso de la islamización y de la arabización.
'Abd al-Rahmân acogió a los omeyas perseguidos por los abasíes. Les proporcionó medios de vida y les hizo ocupar altos cargos en la Administración. La mayoría eran muy cultos, siendo aficionados a las letras y al arte poético. El propio Emir compuso muchas qasidas. Este gran poeta, fundador del Emirato, constructor de la Mezquita -al-Masyd al-Yâmi- Mezquita Aljama y de al-Rusâfa, murió en su Córdoba en 172 de la Hégira, 788 de la Era Cristiana.

Fuente: Historia de la Literatura Árabe Clásica_Mahmud Sobh







DIVÁN ANDALUSÍ

Abu Muhammad Ali ibn Hazm

De "Sobre quien se enamora por una sola mirada"

Pecaron mis ojos moviendo esta angustia de amor en mi corazón,
y mi corazón envió las lágrimas para vengarse de los ojos.
¿Cómo encontrar justas estas represalias del llanto,
cuando anegan las pupilas con sus fluidos torrentes?
Antes que la viese nunca la encontré para conocerla,
y el momento en que la vi fue nuestro último encuentro.




'Abd al-Rahmân I

"De mi parte a mi otra parte"

¡Ay! ¿Quién cabalga hacia mi tierra, la de Siria?
Acarrea mis saludos y haz allí su entrega.
Como ves, está mi cuerpo en esta tierra lejana
y mi corazón y sus señores están en otra parte.
Distanciarnos fue predestinado, nos hemos alejado,
y la lejanía quitó el anhelo de mis ojos para siempre.
Alá resolvió separarme de mi otra parte amada.
¡Quiera Alá que nos reunamos otra vez en al-Ruzafa!

[Metro: Jafïf; Rima: dï]

"Palmera"

En medio de al-Ruzafa vieron mis ojos una palmera de Oriente
que se alojó en la tierra de Occidente, desde el país del palmeral.
Y le dije: eres como yo en éxodo y lejanía,
y en la gran distancia de mis hijos y de mi hogar.
Tú has crecido en una tierra ajena, extraña.
Tu caso al mío es igual: los dos en exilio y en fatal pena.
¡Que seas regada por las densas nubes abundantes
que descargan agua y siguen reclamando más!

[Metro: Tawïl; Rima: lï]

¡Ay, palmera de mi alma! Tú eres extraña, como yo, extraño
en Occidente, lejos de tu raíz de antaño, oriental raíz!

"Sólido reino"

Nadie como yo, impulsado por noble indignación
y desnudando el firme alfanje de doble filo cortante.
Nadie como yo convirtió su firme decisión en un arma
que a todos los enemigos desnudos les es lanzada.
Cruzó desierto tras desierto y navegó por mar y por ríos,
superando oleajes y atravesando yermos territorios.
Construyó un sólido reino, fundó un poder fuerte, glorioso,
y edificó un almíbar independiente, mezquita para oración.
Reorganizó un ejército, antes aniquilado,
y repobló un país, al-Andalus, vacío y deshabitado.
Llamó a su familia toda, junto a él,
desde donde dispersa estaba, y se sintieron en casa.
Todo aquél que vino, acosado por el hambre,
ahuyentado por las enemigas armas y fugitivo de la muerte,
halló a mi lado seguridad, obtuvo abundante bienestar,
tuvo riqueza y edificó casa y mantuvo familia.
¿No es, acaso, derecho mío sobre todos ellos, los Omeyas,
mucho más que cualquier ajeno jeque, protector de otro clan?

[Metro: Munsarih; Rima: lâ]

Al-Dâjil (El Inmigrado)

No hay nadie que jamás pueda reprochar ni decirme:
Gracias a mí ganó el poder al-Dâjil.
Fueron mi buena ventura, mi firmeza, mi afilado alfanje,
mi lanza y mi destino cumplido: las cosas que cambian.
Porque los reyes, en el Tiempo, como astros son:
unos surgen en el cielo, otros desaparecen.
La acertada decisión es que no se descuiden nunca.
¿Aspira, acaso, un descuidado gobernar a la gente?
Dicen: "Cuestión de buena suerte y no de buena mente".
Replico: "La mejor fortuna es la protegida por el inteligente".
¡Hijos de Omeya! Ya hemos reparado vuestras quiebras,
en Occidente, contra todos: Fortuna tiene sus tributos.
Mientras quede en pie un imâm de mi estirpe,
su soberanía estará firme y perdurable.

[Metro: Kâmil; Rima: lû]


Abd al-Rahmân I



GENERACIÓN DEL 27

"Amor dormido"

Dormías, los brazos me tendiste y por sorpresa
rodeaste mi insomnio. ¿Apartabas así
la noche desvelada, bajo la luna presa?
tu soñar me envolvía, soñado me sentí.


Jorge Guillén





***

"A galopar"

Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.

¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan,
las tierras de España, en las herraduras.

Galopa, jinete del pueblo
caballo de espuma
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo
que la tierra es tuya.

¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar! 


Rafael Alberti